El concepto bíblico de la generosidad

La Biblia habla bastante sobre la generosidad y la importancia de que compartamos los recursos que Dios nos provee. La generosidad verdadera brota de un corazón genuino y noble que no busca recibir nada a cambio. Ese es el tipo de corazón que Dios quiere que tengamos. ¡Un corazón generoso que refleje el suyo!

Dios no nos pide nada que él no haya estado dispuesto a hacer. ¡Su corazón es el más generoso de todos! Fue por eso que envió a su Hijo, Jesús, a morir en la cruz para que recibamos el perdón de nuestros pecados y la vida eterna. Y es por eso que él se deleita en concedernos cosas buenas. La Biblia describe la generosidad de Dios de la siguiente manera:

«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Romanos 8:32 RVR1960″

Dios, nuestro mejor ejemplo

Dios ha mostrado su generosidad con nosotros desde el comienzo de la creación. Antes de crear al hombre y a la mujer él se aseguró de crear y proveer todo lo necesario para su supervivencia. Creó una atmósfera propicia. Creó el agua, las plantas, los animales y todo lo que contribuiría a que el ser humano pudiera vivir en este planeta con todas sus necesidades básicas cubiertas

Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los astros ni se mueve como las sombras.
(Santiago 1:17)

Pero Dios no nos dejó sobre la tierra y se olvidó de nosotros. Todavía hoy, todo lo bueno que hay en nuestras vidas, todo lo que contribuye a nuestro bienestar tiene su origen en Dios. Podemos pensar que es porque nos esforzamos y trabajamos mucho, porque cuidamos bien de nuestra salud, porque supimos escoger a nuestro cónyuge… Por más que intentemos buscar una explicación tendremos que reconocer que Dios es el origen de todo lo bueno. Y así será por siempre pues él no cambia…

Aprendamos de la generosidad de Dios

¿Cómo es la generosidad de Dios? Veamos tres cosas importantes sobre su corazón generoso.

1. Dios es generoso con todos, lo merezcan o no

Mateo 5:45b nos dice algo interesante sobre Dios: «Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos».

La bondad y la generosidad de Dios no están dirigidas única y exclusivamente a los que son buenos y siguen sus caminos. Dios es generoso y extiende sus bondades a todos, buenos o malos, justos o injustos. Él murió en la cruz por toda la humanidad, para darnos la oportunidad de aceptar su regalo y de ser salvos (1 Timoteo 2:4).

Sin embargo, por lo general nosotros somos buenos con los que son buenos y agradables con nosotros. En Mateo 5 vemos que Dios nos llama a ser más como él y a ir en contra de la corriente de este mundo. Él nos insta a ser generosos con nuestro amor y con nuestras oraciones a favor de los que quieren hacernos daño y nos persiguen. Es de esa forma que se notará que somos sus hijos: cuando reflejemos su carácter a través de nuestras acciones.

Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.
(Mateo 5:43-45)

2. Dios nos bendice para que bendigamos

A Dios le gusta dar cosas buenas a sus hijos y lo hace no solo para que las disfrutemos sino para que las compartamos. En 2 Corintios 9:8-11 vemos que Dios nos suple suficiente para cubrir nuestras necesidades y desea que ese recibir nos motive a buscar oportunidades para hacer buenas obras en su nombre.

El dar a otros es un pasó de fe. Al compartir con los demás en lugar de acumular, estamos declarando que confiamos plenamente en Dios y en que él podrá proveer también para nuestras necesidades futuras.

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.
(2 Corintios 9:8)

Para Dios es un acto de justicia el hecho de que compartamos con otras personas lo que él nos provee. Al no romper esa cadena de bendición y de generosidad que proviene de él abrimos la puerta para que otras personas disfruten de sus bondades. Eso resultará en acciones de gracias a Dios y el reconocimiento de que él es el dador de todo lo bueno.

«Para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
2 Corintios 9:11 RVR1960″

3. La verdadera generosidad es algo extravagante y recibe recompensa

Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.
(Lucas 6:38)

Si damos de forma controlada y un poco a regañadientes, entonces debemos evaluar el por qué damos. La generosidad que sale de un corazón agradecido a Dios es una que casi casi no se puede controlar. Compartimos nuestro tiempo, nuestros talentos o dones y nuestros recursos económicos con los demás, seguros de que siempre habrá suficiente. Damos con mano abierta porque Dios nos bendice así: su mano nunca se cierra.

La generosidad del cristiano debe reflejar el corazón de Dios. Dios no creó la tierra y los humanos y luego se olvidó. Él se involucra activamente en nuestra vida. Cuando necesitamos ánimo nos da una palabra de aliento a través de su Palabra o a través de un hermano en la fe. Él escucha nuestras oraciones y actúa. Nosotros también debemos buscar la forma de mostrar el amor y el interés a aquellos que nos rodean.

Por último, damos generosamente como si estuviéramos dando algo a Dios. Cuando damos de forma generosa no pensamos «uf, ahora tengo menos». Lo hacemos pensando en lo maravilloso que es poder actuar conforme al corazón de Dios. Sabemos que lo que damos a otros, lo damos al Padre, y él siempre recompensa a sus hijos. Su presencia se hace más real cuando compartimos generosamente y reflejamos su corazón.

4 ejemplos bíblicos de generosidad:

1. Las iglesias de Macedonia

Relato bíblico: 2 Corintios 8:1-7

Las iglesias de Macedonia que menciona este capítulo son un buen ejemplo de gente con recursos económicos limitados, pero con una actitud muy generosa. Esas iglesias respondieron de todo corazón a un llamado que Pablo había hecho para ayudar a los hermanos en Jerusalén (ver 1 Corintios 16). bíblico dice, que aunque se encontraban «en medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad» (2 Corintios 8:2). Ellos ofrendaron con un sentido de alegría que no se podía contener, desbordaba. No solo eso, algunos versículos más adelante mencionan que hasta daban más de lo que podían, o sea, de forma sacrificial.

Ahora hazte estás preguntas:

¿Permito que mis recursos limitados me roben la alegría y el gozo de dar o compartir?
¿Qué cosas o actitudes puedo compartir generosamente en este momento?
¿Dónde tengo puesta la mirada: en mis escasos recursos o en la grandeza y fidelidad de Dios?

2. La viuda que ofrendó todo lo que tenía

Relato bíblico: Lucas 21:1-4; Marcos 12:41-44

Un día Jesús se detuvo a observar a los que venían a ofrendar. Vio a muchos que daban grandes cantidades y también vio a una viuda pobre que echó dos moneditas de poco valor. Sin embargo, él fijó su mirada precisamente en ella. Comentó a los que estaban con él que la viuda había ofrendado más que todos los demás porque había dado todo lo que le permitía su pobreza. Los otros simplemente ofrendaban lo que les sobraba.

Ahora te pregunto:

¿Cuál es mi motivación al dar? ¿Doy porque me sobra o porque deseo bendecir a otros con lo que tengo, sea mucho o sea poco?
¿Permito que el miedo a quedarme sin nada influya en la decisión de si comparto o no?

3. El buen samaritano

Relato bíblico: Lucas 10:25-37

En la parábola del buen samaritano Jesús habla de un hombre que respondió con compasión y misericordia ante una persona necesitada. No se lo pensó sino que actuó movido por esa compasión. El samaritano iba tranquilo por su camino cuando vio a un hombre tirado en el suelo al que habían asaltado y golpeado violentamente.

En vez de salir corriendo o ignorarlo, como hicieron dos personas antes que él, este hombre samaritano decidió ayudar. Se encargó de vendar al herido y hasta lo llevó a un lugar para que lo cuidaran hasta su recuperación.

Te pregunto:

¿Cómo respondo ante las necesidades de los demás? ¿Intento aliviarles la carga dentro de lo que me es posible? ¿O pienso «ya lo hará otra persona»?
¿Me está animando Jesús a ayudar a alguien en este momento?

4.Zaqueo

Relato bíblico: Lucas 19:1-10

Zaqueo era un hombre muy rico, el jefe de los recaudadores de impuestos. Parece ser que no era muy honesto. Sin embargo, un día él se enteró de que Jesús pasaría por Jericó, la ciudad en la que vivía. Él tenía muchos deseos de conocer a Jesús, tantos que – como era muy bajito – estuvo dispuesto a subirse a un árbol para poder ver a Jesús.

Cuando Jesús pasó por allí vio a Zaqueo y decidió ir a su casa y quedarse allí. Los demás no vieron esto con buenos ojos, pero Jesús sabía que Zaqueo ya estaba listo para recibirlo a él no solo en su casa sino en su corazón. ¿Cómo se notó el cambio en Zaqueo? Él mostró que su encuentro con Jesús había sido genuino al actuar de inmediato con justicia y con generosidad:

Pero Zaqueo dijo resueltamente: Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y, si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces la cantidad que sea.
(Lucas 19:8)

Preguntate:

¿Permito que mi relación con Jesús influya en mis decisiones económicas?
¿Me esfuerzo en tratar a los demás de forma justa?
¿Muestro generosidad al compartir mi tiempo, mis talentos y mis recursos?

7 versículos para meditar:

1 Juan 3:17-18: la generosidad muestra que el amor de Dios está en nosotros

Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.
(1 Juan 3:17-18)

Mateo 25:37-40: lo que hacemos por los demás, lo hacemos por el Señor

Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”.
(Mateo 25:37-40)

Proverbios 11:24-25: la generosidad no se queda sin recompensa

Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado.
(Proverbios 11:24-25)

Proverbios 22:9: el simple hecho de ser generoso trae bendición

El que es generoso será bendecido, pues comparte su comida con los pobres.
(Proverbios 22:9)

Hechos 20:35: debemos sentirnos felices de poder ayudar a otros

Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir”».
(Hechos 20:35)

Proverbios 14:31: nuestra generosidad honra a Dios

El que oprime al pobre ofende a su creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.
(Proverbios 14:31)

1 Crónicas 29:14: Dios es el dueño de todo y lo que tenemos es debido a su bondad

Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.
(1 Crónicas 29:14)

Dios habla de cinco maneras


2 Crónicas 25:1-16
Hay cinco periféricos de comunicación por las que Dios nos va a hablar. Conozco muchas personas que dicen: ¡A mi Dios no me habla! ¡Yo no se como dicen que Dios habla, si a mi nunca me ha hablado! A lo mejor si les habla pero no le entienden, no están en su canal, no conocen su lenguaje. Dios habla a todos los hombres y de diferente manera. Dice la Biblia en Hebreos 1:1-2 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quién constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

I. DIOS NOS HABLA A TRAVÉS DE LO QUE EL ESTA HACIENDO.

Las dos maneras que puedes entender el mover de Dios es, primero pedirle a Dios que haga algo y otra es ver lo qué ÉL está haciendo. Entender lo que ÉL está haciendo. Puedes pedirle a Dios, que te sane un familiar, que te prospere económicamente, eso es una manera. Pero una manera superior es: saber qué está haciendo Dios, cómo se está moviendo Dios, asimilar ese mover, meterte en ese mover como si fuera una ola divina. Un vez una conocida mía me dijo que al oír los testimonios en una ceremonia de bautismos, entendió el mover de Dios, los hermanos decían: “Yo me voy a bautizar y quiero dar gracias a mi mamá que oro veinte años por mí”; después le tocó a otro dar testimonio. “Yo quiero darle gracias a mi papá porque mi papá un cristiano de toda la vida me evangelizó, yo nunca quería saber nada y hoy me bautizó”, y el otro dio gracias por el tío, y el otro al primo… Y cuando el escucho eso, entendió al Señor: ¿Ves lo que estoy haciendo?

Estoy tocando a los familiares de mis hijos para que reciban a Jesús. Y paso al frente y dijo: Hermanos dejen de orar por prosperidad, dejen de orar por sanidad, todo el mundo se pone a predicarle a sus familiares porque hay una “ola divina” para que toda nuestra familia se entregue a Cristo. Meses después, esa amiga me testificaba de cómo Dios se estaba moviendo en su iglesia con sanidades: “A mi me sanó el Señor de la vesicula y del hígado”, me dijo: entonces entendí que Dios estaba dándonos una ola de sanidad, y dije “Todo el mundo se pone a orar por los enfermos, nadie evangelice a los familiares, ahora viene una “ola de sanidad” es cuestión de ver en que dirección se mueve el Señor. Ver el movimiento del agua.

Dios manda “olas divinas” donde hace algo especial y si no entendemos o no detectamos esa ola, La ola pasa y viene otra ola, y luego otra. ¡Y nunca va a llegar a nosotros! Y siempre diremos ¿por qué a mi no me toca nada? Los hijos de Isacar eran entendidos en los tiempos, (2 Cronicas 12:32) ¿qué quiere decir eso? Que te des cuenta de lo que Dios esta haciendo a tu alrededor. O sea, no tienes que ver tu problema, no tienes que ver tu circunstancia, tienes que ver lo qué Dios está haciendo en tu vida y en la vida de la iglesia. De pronto puede venir una ola de prosperidad, o de pronto puede venir una ola donde todos compran su carro, o de pronto viene una ola de Dios…

Tienes que mirar las circunstancias, saber lo qué Dios está haciendo. Dios se está moviendo y está mandando olas divinas, entonces tienes que saber leer, y saber qué está pasando en tu iglesia y en tu mundo espiritual para que puedas meterte, decir: Bueno, si Dios está mandando sanidad me pongo a orar por los enfermos; y si está mandando prosperidad, voy a decretar prosperidad; y si Dios está derramando conexiones divinas, me voy a meter en la ola y voy a conectarme con Dios. O sea, que cuando este muchacho fue puesto como Rey de Jerusalén, él entendió que fue puesto por Dios, no por ningún hombre, sino que Dios tenía propósito para su vida. El supo entender que entró como rey del pueblo de Israel porque era el propósito divino. DEBO APRENDER A LEER LO QUE DIOS ESTA HACIENDO, CAPTURARLO Y DISFRUTARLO. Dios siempre está haciendo algo, lo que pasa es que nosotros vamos en otra sintonía, entonces Dios está haciendo algo especial y no te das cuenta porque estás obsesionado con tu problema.

Cuando Dios le habló a Noé, le dijo es tiempo de hacerme un barco porque es tiempo de lluvia, y Noé entendió que Dios estaba cargando las nubes de agua. Cuando Dios lo llamó a Moisés, él entendió que no era tiempo de cuidar a las ovejas, sino era tiempo de liberar al pueblo de Dios. Tenemos que caminar sabiendo lo que Dios está haciendo; y quiero decirte que estamos caminando en una ola de Dios, donde Dios está diciendo que TODA LA CIUDAD, desde el presidente para abajo recibirán la Gloria de Dios y esta ciudad será encendida con el fuego del Espíritu Santo de Dios, y la iglesia que es la Presencia de Dios marcará con fuego esta tierra.

II. DIOS NOS HABLA A TRAVÉS DE LA PALABRA.

Dice que este Amasías habían matado a su papá, Joás. Y va a la Ley y lee Deuteronomio y la Palabra le dice: “Tienes que matar al padre por padre, y al hijo por hijo” O sea, “No vas a matar al hijo por el pecado del padre, ni al padre por el pecado del hijo” A cada uno le darás su justa condena. O sea él lee la Palabra, Dios le habla, entonces entiende que no tiene que matar, si el papá mató a su papá, él no tiene que tomar venganza con el hijo de ese hombre, porque el hijo no tiene nada que ver. O sea que Dios le habla a través de la Palabra. No tienes excusas, no puedes decir: “A mi Dios no me habla”, porque Dios siempre te va a hablar por las circunstancias y por la Palabra. Pero si no tienes una Biblia, para buscar, para encontrar la voz de Dios, entonces tienes una autopista menos. Cuando lees la Biblia tienes que leerla desde tres lugares:

a. Como un abogado, que busca una ley divina para que les vaya bien. Está buscando un principio divino para decretar en el mundo espiritual. “Dios me dará más abundantemente de lo que le pido”, esto es una ley. Padre yo decreto que lo que te pedí no es lo que viene para mi vida, sino más abundantemente porque acá hay una ley divina que dice que si te pido de corazón y me pongo de acuerdo, todo lo que pida será hecho” Eso es una ley, y tenemos las leyes de Dios y Dios no es hombre para mentir.

b. Como un soldado: que espera recibir órdenes de su capitán. Señor ¿qué tengo que hacer?… No eres una oveja que está para subrayar las promesas: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”… “Y separado de ti nada puedo hacer”. No puedes leer la Biblia, como que estás buscando un curita para tu herida; sino como un soldado que recibe una orden para cumplirla.

c. Como un enamorado: A quien le escribe su amado. Voy a leer la Palabra como un abogado, que busca una ley; como un soldado que busca obedecer; y como un enamorado que busca encontrar a su amado. Porque la Biblia es la voz de Dios que te va a dar las leyes para obedecer, y el amor de Dios que brota de tu corazón.

III. DIOS ME HABLA A TRAVÉS DE LOS MENTORES.

Aquí está Amasías, tiene que pelear contra un ejército, cuando junta trescientos mil soldados, y ve que son insuficientes, entonces contrata cien mil mercenarios y les paga tres mil trescientos kilos de plata. Entonces, Dios le manda un mentor y el mentor es un guía, es un consejero, es un padre espiritual y le dice que no tiene que ir con esos cien mil, porque la guerra es de Dios; y la victoria no es de esos hombres, sino de que confíes en el Señor. Dios te va a hablar a través de un mentor, de un consejero. No es lo mismo que un líder.

Un líder me pastorea, me busca, me llama, me ama, me cuida, me mima; pero un mentor YO LO BUSCO A EL. O sea que como líder, pastoreas, llamas, cuidas; pero un mentor nunca te va a cuidar y pastorear, tienes que buscarlo a él porque un mentor es una persona que en el mundo espiritual avanzó mucho más que tu. Es una persona que sabe más que uno, que ve más lejos y que tiene consejo de Dios, por eso un mentor nunca te va a manipular, nunca te va a decir lo que tienes que hacer para el beneficio de él, sino que es una persona que te va a corregir de los errores que cometes. Entonces Dios te va poner mentores, gente capacitada y experimentada, gente que ha avanzado más, no que ellos van a llamarte para cuidarte, tu vas a pegarte a ellos porque te conviene.

Un mentor es el que te forma, te quiero decir que hay distintos mentores establecidos por Dios para tu vida, tienes que establecerlos, descubrirlos y unirte a ellos. (Repite conmigo) DIOS HA ESTABLECIDO MENTORES, CONSEJEROS, GENTE DE DIOS, GENTE QUE VE MÁS LEJOS QUE YO, NO PARA CELEBRARME SINO PARA CORREGIRME. Si lees la Biblia vas a ver que Moisés fue mentor de Josué, Josué fue mentor de Caleb, Ananías fue mentor de Pablo, Pablo fue mentor de Tito y de Timoteo, Pedro mentor de Cornelio, Elías fue mentor de Eliseo, Eliseo no pudo ser mentor de Guíesi, porque no quiso seguir a su mentor. O sea, tienes que saber que Dios no te dejará solo, siempre te pondrá un consejero para que te dé palabra, ahora, un consejero no está para hacerte sentir bien. Porque el mentor dijo a Amasias: “Quiero que saques a los cien mil y los mandes a su casa” Entonces Amasías, le dijo que ya había pagado y que no había devolución.

Un mentor te va a hacer que te enfrentes a cien mil personas que contrataste. Un mentor te va a mostrar cómo es la voz de Dios para que seas bendecido. Y dice que Amasías fue a la guerra con los trescientos mil y venció; y no solamente venció, sino que mató a diez mil, capturó a otros diez mil y todo el botín del ejército enemigo fue capturado por Amasías, porque el tenía tres voces de Dios: Él supo entender las circunstancias, el supo obedecer la Palabra, la voz de Dios, él supo escuchar la voz de Dios a través de su mentor. Hay mentores de Dios listos para tu vida, pégate a esa gente y únete a esa gente porque te van a bendecir.

IV. DIOS ME HABLA A TRAVÉS DEL ESPÍRITU SANTO.

Cuando eres mentor sabes dar una Palabra directa de Dios, no para jactancia propia, ni para manipulación del otro, sino para que el Reino de Dios se establezca en la tierra y todos seamos bendecidos. Entonces cuando Amasías vence al enemigo, captura el botín, y está contento porque le hizo caso al mentor, captura los ídolos, los lleva a su casa, y se pone a adorarlos. Entonces Dios le manda, no un mentor, sino un profeta que representa al Espíritu Santo y le dice: – Amasías, ¿eres tonto o te haces? ¿Cómo vas a adorar a un ídolo que sacaste de un pueblo que venciste? Porque si este ídolo hubiese sido tan poderoso los hubiese defendido. No solamente viste la victoria de Dios sino que ahora te pones a servir a un pedazo de estatua que no pudo ayudar a los que lo tenían. Y dice el relato que Amasías se enojó, y le dijo al profeta: “¿Quién te puso por consejero? Y ordenó que lo sacaran de delante de él. Y el profeta le dice:” Si no obedeces a Dios te va a ir mal”. Cuarta manera que Dios te habla es a través de la voz del Espíritu Santo.

La voz del Espíritu Santo, siempre nos guía, no nos empuja; siempre nos va a llevar a obedecer al Señor. Nunca toca nuestras emociones, Él habla a nuestro espíritu para que obedezca. Saben qué hizo Amasías, le dijo que él iba a hacer lo que quisiera; entonces se fue a otra batalla, mucho menor que la que había ganado antes, con sus ídolos pero sin Dios, y dice que perdió, quedó cautivo y murió.¿Sabes por qué? 2 Cron. 25: 20 “Más Amasías no quiso oír”. Cuando no queremos oír la voz de Dios, nos va a ir mal. ¿Estás escuchando? Porque puedes estar aquí sentado y tu mente estar en Marte, por eso las siete cartas de Apocalipsis terminan así: “El que tiene oídos para oír, oiga”. Si tienes oídos, oye.

Leemos la Palabra, y nos viene un problema, y en ves de usar la Palabra… ¿Sabes por qué no la usamos? Porque no la oímos. Un mentor viene, te da una indicación y hacemos lo que queremos, porque no lo escuchamos en el espíritu. El Espíritu Santo, nos da advertencias, pero no le damos atención, nos vamos con nuestros ídolos, creemos que tomamos grandes decisiones y nos vamos con ídolos inútiles a nuestras batallas y nos va mal. Debemos aprender a oír la voz del Señor. Siempre detrás de una gran victoria, podemos ir cometer la mayor tontería de nuestra vida. Tenemos que ir a Dios, porque Dios siempre nos está hablando.

SI NO ESCUCHAMOS A DIOS, DIOS QUITA SU COBERTURA DE NOSOTROS Y CAMINAMOS SOLOS A NUESTRAS BATALLAS. DIOS NUNCA PIERDE UNA BATALLA, LO QUE PASA ES QUE DIOS NO ESTÁ EN TODAS LAS BATALLAS. (Y cuando vamos solos en desobediencia, no esperemos ser vencedores) Entonces el Espíritu Santo le dijo ¡AH! no quieres escuchar mi Palabra, entonces vas a ir solo a tu batalla. ¿Sabes por qué a los apartados les va de mal en peor? Porque el que tentó a Cristo cae en triple maldición porque cerró sus oídos al Señor. (Dios no puede ser tentado) Puedes oír con el alma, o puedes oír en tu espíritu, puedes captar la Palabra, agarrarla y hacerla tuya; o puedes venir aquí al templo, sentarte un rato, emocionarte un poco, pero la Palabra nunca penetró en tu corazón. El mentor le dijo: “Si obedeces a Dios, Dios te puede dar mucho más de lo que perdiste.” (Le dijo: ¿Cuánto pagaste, tres mil trescientos kilos de plata a los cien mil hombres? Tranquilo Dios puede darte mucho más de lo que pagaste si sabes oír al Espíritu Santo de Dios.) Perdiste casa, Dios te puede dar una casa mejor si sabes oír a Dios. Perdiste un hijo en la droga, Dios te lo puede devolver mejor que antes, si sabes oír a Dios. OIR y OBEDECER. No oír y seguir haciendo lo que se te ocurre.

Hay gente, que Dios les sanó y siguen consultando el tarot. O sea, tienen la unción de Amasías, son ‘cabezones’. Tienes que aprender a oír y obedecer la voz del Señor. ¡Di conmigo! SI OIGO AL SEÑOR Y LE OBEDEZCO, RECIBIRÉ MUCHO MAS DE LO QUE PERDÍ.

V. LA QUINTA MANERA QUE DIOS NOS HABLA ES A TRAVÉS DE LAS EXPERIENCIAS EN MI ESPÍRITU

2 Cor. 12: 1-5. Pablo está hablando de él mismo. Dice:” hace catorce años conozco un hombre – que soy yo – que me fui al tercer cielo, lo que no sé, si se me fui en el espíritu solo y se me salió del cuerpo, o si me fui con el cuerpo al cielo, no lo puedo explicar, lo que sí puedo explicar que yo estuve en el cielo, y escuché cosas gloriosas. (Paráfrasis personal) O sea, Pablo está diciendo que aprendió a escuchar al Señor a través de experiencias gloriosas. Dios te va a dar experiencias inexplicables para tu alma pero que van a llenar tu corazón de gozo y fortaleza.

Va a haber momentos en los que Dios te va a desconectar de tu alma, van a haber momentos en los cuales tu voluntad, mente y emociones no van a operar sobre tu vida, y tu espíritu va a recibir experiencias gloriosas místicas, inexplicables para tu alma, pero gloriosas para tu corazón. Dios, te va a sacar de la rutina con cosas inexplicables, tienes que estar atento. ¿A cuántos les pasó que pasaron al altar y de pronto empezaron a llorar, vieron una visión, vieron la Gloria del Señor? Dios te va a dar experiencias sublimes que tu mente no puede explicar, pero tu espíritu será lleno de la Gloria del Señor.

La experiencia que Dios me da, mi alma no la entiende, pero Dios que la da, la entiende toda. Cuando Dios te da una experiencia, El sabe lo que está haciendo, porqué te lo está dando, vienen tiempos de experiencias gloriosas. Dios no te deja solo, está la voz de Dios en tu vida, no estás solo. Por lo que Dios está haciendo, aprende a leer. Por una Palabra, por un mentor, por la voz del Espíritu Santo dentro, o por una experiencia de Gloria. Los brujos saben, por eso ponen la mente en blanco, cuando logran parar la mente, voluntad y emociones, eso les produce paz, y es verdad, pero están en blanco. Pero cuando Dios te produce una experiencia en Cristo, Dios nunca te deja la mente en blanco, Dios llena tu vida. ¡Esa es la diferencia! Pablo dijo: “Yo no me quedé en blanco, yo escuché cosas gloriosas, yo escuché, palabras inefables”. Una experiencia gloriosa, es como bajar el volumen de la voz del alma, y Dios empieza a hablar, y Dios empieza a ministrarte. Lo que estás pasando, Dios te va a hablar por las circunstancias, por la Palabra, por un mentor, por el Espíritu Santo, o por una experiencia sobrenatural. Y todo lo que hagas te saldrá bien, no estás solo, está el Señor dentro tuyo, está la Palabra y hay profetas que te van a guiar.

Vienen momentos de Gloria, estamos a poca distancia de ver un gran avivamiento y que la gente que dirige nuestro país sea tocada por el poder de Dios. ¿Estaremos preparados para movernos junto con Dios? ¡Ojalá que si! OREMOS